Richard Stallman, el abogado del Software Libre

Richard Stallman visitó esta mañana el Pabellón Argentina de nuestra Universidad Nacional de Córdoba con objeto de recibir la máxima distinción que otorga la institución, el doctorado honoris causa.

Faltándome más de la mitad del trabajo que consiste en hacer fila y quejarse por los pasillos tribunalicios, no pude resistir el impulso de ir a conocer en persona a este “gordito simpático”, tan parecido al dueño de la tienda de comics de Los Simpsons. Y sí, resulté ser el único tipo de traje y corbata en un ambiente de “informáticos”, pero al finalizar la conferencia entendí la importancia de que los abogados (y seguro que primero los jóvenes abogados) nos comprometamos con el asunto, nos capacitemos y tomemos el ñu por las astas.

Como era de prever, 'rms' se pronunció a favor del software libre, y en contra de las licencias privativas del software propietario, y lo hizo en perfecto español, sin restar ironías ni sarcasmos a sus ingeniosas consideraciones acerca de la peligrosidad de la tecnología concentrada en pocas manos. Con frases como “esto es el mejor sueño de Stalin”, o “vivimos en un mundo totalmente orwelliano”, no titubeó al declarar con absoluta convicción: “es deber de cada persona pinchar con el dedo el ojo del Gran Hermano”.

El máximo defensor del software libre en el mundo, y fundador de la Free Software Foundation, nos advirtió de los peligros de los “ser-vicios” que esclavizan al usuario y que tiranizan el mundo digital, haciendo peligrar la democracia que debería imperar en la red, a través de la censura y la legislación bastarda (“en mi país –USA- las leyes se compran al Congreso, y se pagan con los fondos electorales”). No ahorró críticas contra Windows (Lo Maligno y Malévolo por antonomasia), Facebook, Google Chrome, Iphone, Amazon Kindle, etc. Entre los muchos temas que puso en el tapete, lo principal giró en torno a la vigilancia inmoral que ejercen sobre el individuo las corporaciones de la comunicación, y el Estado, con la impunidad que permite la ignorancia al respecto por parte del ciudadano promedio.

Y cuando terminó, y antes de que sonaran los acordes del Gaudeamus, se dedicó entusiastamente a subastar su “adorable ñu”. Lo hizo, ni más ni menos, que por nuestra libertad…




0 comentarios :